LA BANDA SONORA DE LOS CUADROS: PELEA DE CIGARRERAS, DE JOSÉ GARCÍA RAMOS, Y CARMEN, DE GEORGES BIZE
- Proyecto Casa Fabiola
- 14 jul 2021
- 6 Min. de lectura
Las conexiones entre las artes manifiestan que, para entender de forma profunda el sentido de las obras de arte, los períodos y estilos artísticos en los que se encuadran y el proceso artístico de sus creadores, es fundamental, no solamente conocer la información básica perteneciente a su disciplina o al contexto histórico en el que se generan, sino también su contexto artístico amplio y su relación con las demás artes.
En este breve artículo, se muestra cómo las pinturas también pueden tener su banda sonora, una banda sonora que forma parte de sus “vidas” y que, por lo tanto, debería estar presente en las exposiciones de manera significativa, y no solamente puntual y anecdótica.
La colección pictórica de la Casa Fabiola alberga una gran cantidad de pinturas pertenecientes a la escuela sevillana del siglo XIX en las que se recogen escenas de costumbres andaluzas, suponiendo la mayor colección de costumbrismo sevillano en España.
El costumbrismo pictórico fue una de las variantes más importantes, junto con la pintura de historia, del realismo pictórico de la segunda mitad del siglo XIX, un movimiento que se dio especialmente en Francia y, de forma secundaria pero también relevante, en España y Alemania. El realismo buscaba reaccionar contra los excesos del romanticismo plasmando la realidad de la sociedad, lejos de las idealizaciones y las deformaciones imaginarias propias del romanticismo. Así, los artistas realistas se preocupaban por representar, entre otras cosas, el mundo de los trabajadores. Pero este realismo, influenciado por el positivismo vital de la época, evita representar la realidad social de una forma violenta o cruda, y opta por hacerlo de manera más agradable, incluso cuando se intenta reflejar problemas sociales. La razón podía ser la necesidad económica de los artistas, ya que dependían de un fuerte mercado burgués.

En el éxito del movimiento realista tuvo gran importancia la pequeña burguesía, sobre todo, la burguesía francesa, que se convirtió en la gran mecenas y promotora del estilo y, por lo tanto, en el factor que más poder de influencia tenía sobre la forma de plasmar el realismo de la época. La supervivencia de los artistas dependía de los compradores, por lo que se procuraba plasmar las escenas que eran del gusto de la clase burguesa: el retrato, el costumbrismo y el paisajismo.
Dentro del costumbrismo, coexistieron dos puntos de vista: el de los pintores españoles y el de los viajeros extranjeros. Los pintores españoles buscaban reflejar al hombre y sus circunstancias vitales dentro de un paisaje particular que servía de marco, plasmando así la esencia del país y, a la vez, la variedad de sus culturas. Este punto de vista coexistió con los tópicos difundidos por los viajeros extranjeros que buscaban el elemento exótico y el pintoresquismo que, en España, lo encontraban en Andalucía, es decir, para los viajeros de otros países hablar de España era hablar de Andalucía. Como consecuencia, las escenas preferidas por la burguesía eran las pertenecientes al folklore andaluz, escenas que se exportaba a países como Inglaterra y Francia, provocando una sistematización y convencionalización de tópicos y tipismos que se convirtieron en prototipos universales (escenas en corridas de toros, bandidos como protagonistas, romerías…).

El siglo XIX, es uno de los momentos de la historia en el que las diferentes artes se encuentran muy cercanas, potenciándose y estimulándose entre sí, experimentando fuertes influencias recíprocas. Por ello, el realismo, en general, y el costumbrismo, en particular, que se da en la pintura, también tuvo sus versiones propias en las demás artes, como la música, específicamente en la ópera.
Dentro de la colección pictórica de la Casa Fabiola encontramos podemos encontrar una obra que sirve como ejemplo claro de esta conexión entre ambas artes a través del movimiento realista, Pelea de cigarreras, de José García Ramos (1852-1912), obra que se puede relacionar, por su personaje principal, con la ópera Carmen (1875), de Georges Bizet (1838-1875).
José García Ramos es uno de los mayores referentes de la pintura costumbrista de finales del siglo XIX. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla con José Jiménez Aranda y, posteriormente, continuó sus estudios en Italia (recibiendo la influencia de Fortuny) y Francia. Entre su producción, destacan numerosos cuadros de pequeño formato en los que se refleja un excelente tratamiento de las escenas tópicas de ambiente andaluz, obras que inundaron el mercado de la época. La Casa Fabiola dedica una sala completa a su producción de este género, en la que destacan, además de la pintura dedicada a las cigarreras, El sacamuelas o Procesión en la campana (figura 2).
En Pelea de cigarreras, el autor muestra un suceso enormemente pintoresco, que se desarrolla a la salida de la que fue la Fábrica de Tabacos de Sevilla. En la escena, dos de sus características trabajadoras, conocidas con el adjetivo de cigarreras, se enzarzan en una disputa que llega a las manos, reflejando un temperamento altivo y combativo de las mujeres. El pintor ha querido mostrar al espectador lo usual de estas riñas, a través de la figura del joven que, aun estando muy próximo a la pelea, no se molesta en intervenir, sino que se limita a señalar con el dedo mientras esboza una sonrisa socarrona denotando que no es algo a lo que haya que prestar demasiada atención.

Carmen, musicada por el compositor francés Georges Bizet, es una de las grandes obras maestras de la ópera del siglo XIX y una de las óperas más populares de la historia. Aunque Bizet no fue ni un reformador ni un revolucionario con Carmen abrió la puerta a un nuevo género de ópera, la ópera realista. En el ámbito de la ópera, el realismo o verismo es un movimiento que llega a través de la temática y el estilo del libreto, como influencia de la literatura realista que surge en la década de 1870. Entre sus características más importantes se encuentra el deseo de mostrar la realidad contemporánea, el interés en los estratos sociales más bajos y la presencia de un marcado carácter regional. Al igual que ocurre con la pintura, dentro de este interés por mostrar la realidad de la época se encuentra el interés por el tópico español, que no solamente está presente en los libretos, sino que también se puede ver reflejado en la música a través del uso de ciertas características derivadas de la música folklórica andaluza. El tópico español llegó a la música francesa, no solamente a través de los viajeros, sino también a través de las guerras napoleónicas y la presencia de compositores españoles que se trasladaban a París para completar su formación. España llegó a ser uno de los temas de inspiración favoritos de los compositores franceses.

El libreto de Carmen, basado en una novela de Prosper Merimée, fue creado por Henri Meilhac y Ludovic Halévy. La acción está ambientada en Sevilla, en torno a 1820 y cuenta un drama amoroso lleno de pasión y celos enfermizos entre Carmen, una gitana de carácter fuerte y libre, cigarrera en la fábrica de tabacos, y Don José, un exsoldado que se enamora de ella y que termina siendo su verdugo, todo ello acompañado de personajes y espacios típicos de la cultura española como corridas de toros, toreros, tabernas y bandoleros. Con este libreto, por primera vez se presentan, en una interpretación operística, asesinos, una protagonista libertina, héroes pertenecientes a los estratos más marginales de la sociedad… En el primer acto, se desarrolla una acción estrechamente relacionada con la obra de José García Ramos: tras el primer encuentro entre Carmen y Don José, se produce una pelea entre dos cigarreras en el interior de la tabacalera, pelea en la que una hiere a otra siendo Carmen la agresora. No sería extraño imaginar a las dos cigarreras tirándose de los moños, tal y como aparece en la pintura de la Casa Fabiola (figura 5).

En cuanto a la música, aunque Bizet nunca visitó España, utilizó melodías de inspiración española para crear un color local y ambientar la situación de ciertos pasajes, estrategia destinada a llamar la atención del público sobre momentos concretos o personajes importantes. Entre los elementos musicales de carácter local que utilizó Bizet hay canciones y danzas que imitan la música gitana, las seguidillas y su famosa habanera.
En España, concretamente en Barcelona, Carmen fue estrenada el 2 de agosto de 1881 con bastante éxito, aludiendo al marcado carácter español de su música. Sin embargo, en el resto de España tuvo escasa difusión durante largo tiempo debido a la controversia que provocaban los tópicos de su libreto. Con el tiempo, fue siendo cada vez más aceptada. La Exposición Universal de 1992 realizada en Sevilla se inauguró con la interpretación de la ópera Carmen, y el ayuntamiento mandó erigir, en 1974, una estatua en honor a la cigarrera frente a la Plaza de Toros de La Maestranza. En la actualidad, Carmen es una de las óperas más representadas de la historia.
Por: Sara Martínez Clemente
BIBLIOGRAFÍA
García Melero, José Enrique (1998). Arte español de la Ilustración y del siglo XIX. En torno a la imagen del pasado. Madrid: Encuentro.
Santana Burgos, Laura (2013). Diálogos entre Francia y España: la traducción de los libretos de Carmen y del Retablo de Maese Pedro (Tesis doctoral). Universidad de Granada.
Stanley Sadie (ed.) (1980). The New Grove Dictionary of Music and Musicians. Nueva York: Mcmillan.
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